Las autoridades le decían a los padres que su hija “se había ido por gusto”, pero Bianca Edith se encontraba en la fosa común.
Estado de México.- Sobre el zaguán hay un moño blanco, no negro como se suele colocar en los velorios. Pero el blanco es más adecuado para dar el último adiós a una niña de 14 años.
Bianca Edith Barrón Cedillo salió de su casa en los Héroes Tecámac, estado de México, el 8 de mayo de 2012. Eran alrededor de las 8:30 de la noche cuando la menor publicó en Facebook que vería a su novio en la Macroplaza, un centro comercial cercano. Casi una hora después la madre de Bianca, Iris Cedillo, marcó al celular de la hija, quien ya no contestó.
Los padres pasaron la noche recorriendo los terrenos baldíos de la zona, llamaron al novio, quien dijo que Edith nunca llegó. Por la mañana acudieron con amigos y compañeros de la escuela. Más tarde interpusieron una denuncia en el Ministerio Público de Tecámac. Se abrió la carpeta de investigación 312150360033012, aunque los funcionarios le dijeron: “Uy, señora, déjela, a lo mejor luego regresa”.
El 10 de mayo, Iris Cedillo recibió un mensaje de texto desde el celular de su hija, en el que aseguraba que estaba embarazada y había abortado, que ya no iba a regresar y que la dejaran hacer su vida. Llegaron comunicaciones similares hasta el 18 de julio.
Los familiares investigaron los movimientos del teléfono. Desde el mismo número familiares de otra jovencita desaparecida habían recibido llamadas de extorsión. Pero en todo ese tiempo jamás se pudo localizar físicamente el aparato.
Para Iris Cedillo, el cambio en la investigación ocurrió apenas hace un par de meses, cuando tomó posesión la fiscal Especializada para la Atención de Delitos Relacionados con la Trata de Personas de la PGJEM, Guillermina Cabrera Figueroa.
A inicios de abril se aprobó que el caso de Bianca Edith Barrón Cedillo ingresara al sistema de recompensas de la Procuraduría estatal. Pero ni siquiera se habían mandado a imprimir los cartelones de la recompensa cuando —el 12 de abril— funcionarios llamaron a Iris para que acudiera con su esposo a la Procuraduría en Toluca.
Los funcionarios les mostraron fotos en blanco y negro de una joven asesinada. Eran las ropas, los rasgos de Bianca, desfigurados por una golpiza.
Había sido hallada el 9 de mayo (un día después de su desaparición) en Los Reyes Acozac, Tecámac, a 20 minutos de su hogar y a unas cuadras de la agencia de Ministerio Público donde la familia interpuso la denuncia originalmente. En el Semefo fue clasificada como una joven de aproximadamente 25 años. El cuerpo, sin reclamar, había sido enviado a la fosa común desde el 22 de mayo.
“Nosotros no comprendemos cómo es posible que puedan hacer eso”, dice la madre. Este error de clasificación podría ser el principal factor que mantuvo paralizado el caso por 11 meses. Iris Cedillo no sabe si los policías que anteriormente llevaban el caso entraron o no a los Semefos para buscar a Bianca, pero si lo hicieron no indagaron características físicas y sólo lo habrían hecho por rango de edad.
Los policías que tomaron recientemente el caso peinaron los Semefos buscando las características físicas: tipo de cara, labios, ojos, estatura. Dieron con Bianca.
Del 12 hasta el viernes 26 de abril fueron días de papeleos y trámites. Salubridad no quería otorgar permiso para que se velara el cuerpo. Fue mediante presiones de fiscales que les dieron un pase de 24 horas.
El pasado viernes Bianca llegó al hogar, una casa que ya no conoció. Su féretro se encontraba al centro de la sala, rodeado de fotografías familiares, amigos, parientes, flores. Afuera había una carpa para dar cabida a todos los que fueron. Bianca está en paz, pero su asesino sigue impune.
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Estado de México.- Sobre el zaguán hay un moño blanco, no negro como se suele colocar en los velorios. Pero el blanco es más adecuado para dar el último adiós a una niña de 14 años.
Bianca Edith Barrón Cedillo salió de su casa en los Héroes Tecámac, estado de México, el 8 de mayo de 2012. Eran alrededor de las 8:30 de la noche cuando la menor publicó en Facebook que vería a su novio en la Macroplaza, un centro comercial cercano. Casi una hora después la madre de Bianca, Iris Cedillo, marcó al celular de la hija, quien ya no contestó.
Los padres pasaron la noche recorriendo los terrenos baldíos de la zona, llamaron al novio, quien dijo que Edith nunca llegó. Por la mañana acudieron con amigos y compañeros de la escuela. Más tarde interpusieron una denuncia en el Ministerio Público de Tecámac. Se abrió la carpeta de investigación 312150360033012, aunque los funcionarios le dijeron: “Uy, señora, déjela, a lo mejor luego regresa”.
El 10 de mayo, Iris Cedillo recibió un mensaje de texto desde el celular de su hija, en el que aseguraba que estaba embarazada y había abortado, que ya no iba a regresar y que la dejaran hacer su vida. Llegaron comunicaciones similares hasta el 18 de julio.
Los familiares investigaron los movimientos del teléfono. Desde el mismo número familiares de otra jovencita desaparecida habían recibido llamadas de extorsión. Pero en todo ese tiempo jamás se pudo localizar físicamente el aparato.
Para Iris Cedillo, el cambio en la investigación ocurrió apenas hace un par de meses, cuando tomó posesión la fiscal Especializada para la Atención de Delitos Relacionados con la Trata de Personas de la PGJEM, Guillermina Cabrera Figueroa.
A inicios de abril se aprobó que el caso de Bianca Edith Barrón Cedillo ingresara al sistema de recompensas de la Procuraduría estatal. Pero ni siquiera se habían mandado a imprimir los cartelones de la recompensa cuando —el 12 de abril— funcionarios llamaron a Iris para que acudiera con su esposo a la Procuraduría en Toluca.
Los funcionarios les mostraron fotos en blanco y negro de una joven asesinada. Eran las ropas, los rasgos de Bianca, desfigurados por una golpiza.
Había sido hallada el 9 de mayo (un día después de su desaparición) en Los Reyes Acozac, Tecámac, a 20 minutos de su hogar y a unas cuadras de la agencia de Ministerio Público donde la familia interpuso la denuncia originalmente. En el Semefo fue clasificada como una joven de aproximadamente 25 años. El cuerpo, sin reclamar, había sido enviado a la fosa común desde el 22 de mayo.
“Nosotros no comprendemos cómo es posible que puedan hacer eso”, dice la madre. Este error de clasificación podría ser el principal factor que mantuvo paralizado el caso por 11 meses. Iris Cedillo no sabe si los policías que anteriormente llevaban el caso entraron o no a los Semefos para buscar a Bianca, pero si lo hicieron no indagaron características físicas y sólo lo habrían hecho por rango de edad.
Los policías que tomaron recientemente el caso peinaron los Semefos buscando las características físicas: tipo de cara, labios, ojos, estatura. Dieron con Bianca.
Del 12 hasta el viernes 26 de abril fueron días de papeleos y trámites. Salubridad no quería otorgar permiso para que se velara el cuerpo. Fue mediante presiones de fiscales que les dieron un pase de 24 horas.
El pasado viernes Bianca llegó al hogar, una casa que ya no conoció. Su féretro se encontraba al centro de la sala, rodeado de fotografías familiares, amigos, parientes, flores. Afuera había una carpa para dar cabida a todos los que fueron. Bianca está en paz, pero su asesino sigue impune.